La Guerra Sucia, también conocida como El Proceso de Reorganización Nacional o El Proceso, fue el nombre utilizado por el gobierno militar argentino para un período de terrorismo del estado en Argentina durante aproximadamente mediados de la década de los 1970 hasta mediados de los 1980. En 1975, las dictaduras de derecha del Cono Sur de América del Sur implementaron Operación Cóndor, también conocida como Plan Cóndor. Este fue una campaña de represión política y terror que implicaba operaciones de inteligencia y asesinato de opositores. El programa estaba destinado a erradicar la influencia y las ideas comunistas o soviéticas, y para suprimir los movimientos de oposición activos o potenciales contra los gobiernos participantes. Mientras hubo dictaduras militares en Argentina (Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola Leopoldo Galtieri, y Reynaldo Bignone; 1976-1983) treinta mil personas murieron o desaparecieron. En su película Moebius, Gustavo Mosquera utiliza el ejemplo de hoy en día de un tren que desaparece para explorar las desapariciones históricas, sumisión forzada, y el anonimato de los argentinos.
En Moebius, Daniel Pratt, un topólogo, es llamado por el sistema de subterráneos de Buenos Aires para resolver un problema poco común: uno de sus trenes, llevando treinta pasajeros, desapareció. Daniel debe localizar a su antiguo maestro, Hugo Mistein, diseñador del sistema, pero él no encuentra a nadie en su casa, aparte de una chica joven, Abril. Sin embargo, él encuentra los planes del sistema de trenes. Después de mucho pensar, Daniel descubre un número potencialmente infinito de conexiones en el sistema de metro. El tren que falta (y todavía se puede escuchar) existe ahora en la cuarta dimensión del espacio y el tiempo. A pesar de que las autoridades no pueden explicar el tren que falta, se ríen de la explicación de Daniel sobre la cinta de Moebius. La cinta de Moebius muestra la relación entre el mundo fantástico y el mundo real. El director utiliza efectos de sonido, la luz muy brillante, e imágenes de velocidad rápida para establecer esta relación. Cuando Daniel finalmente sube a un tren subterráneo y encuentra a su antiguo profesor, experimenta lo infinito.
La primera escena que refleja las condiciones de miedo en la dictadura argentina ocurre en el comienzo de la película. Un operador de metro recibe una llamada tarde en la noche. Uno de los trenes no se encuentra. El tren no se encuentra en cualquiera de las estaciones en el metro de Buenos Aires. El tren sólo tiene treinta personas, pero representa las treinta mil personas que el gobierno argentino secuestró. En una entrevista, el cineasta Gustavo Mosquera dice, “La dictadura militar no tenía ningún uso para los cineastas. Los artistas de cualquier tipo – periodistas, poetas, escritores, pensadores – habían ido desapareciendo. Treinta mil personas desaparecieron durante los tiempos militares así que mi familia me rogó que tuviera otra ocupación.” Esta extraña llamada en medio de la noche refleja las desapariciones repentinas de artistas argentinos. Desaparecieron sin previo aviso y nadie los ha encontrado, al igual que las personas en el tren que falta.
La siguiente escena importante ocurre cuando Blasi, el director general del sistema de subterráneos de Buenos Aires, descubre de los eventos de la desaparición del tren. Está furioso y le grita a todos, incluyendo a una mujer en el teléfono, Daniel, su asistente, un empleado del metro, y el conductor de un tren. Esta escena muestra el poder extremo de Blasi, similar al poder extremo de la dictadura en Argentina. Blasi verbalmente castiga e insulta a todos sus empleados para que nadie lo desafie a él. Los militares argentinos justificaban las armas, las drogas, el abuso, y la tortura para obtener inteligencia y creían que las desapariciones eran una manera de limitar la disidencia política. De esta manera, Blasi justifica el abuso verbal para forzar a otros a la sumisión y para prevenir disidencia.
El último paralelo se puede extraer en la escena final. En esta escena, el tren que falta es misteriosamente encontrado en una estación. No hay nadie en el tren. Al alcalde de Buenos Aires y sus burócratas no les importa cómo el tren desapareció o qué le pasó a la gente. Un representante de la Alcaldía dice, “Vamos a olvidar todo esto. Aquí no pasó nada.” Esto es muy similar a los vuelos de la muerte durante La Guerra Sucia y El Plan Cóndor en Argentina. Sin cadáveres, el gobierno podía negar fácilmente cualquier conocimiento de su paradero y las acusaciones de que habían sido asesinados. Tanto el representante de la Alcaldía en esta película y los militares argentinos del pasado intentaban encubrir los eventos como accidentes para que ellos pudieran mantenerse en el anonimato.
La historia termina cuando Blasi encuentra el cuaderno de Daniel en el tren que falta. No pienso que el final de la película sea feliz, pero pienso que es necesario. Esto demuestra que la gente puede encontrar la alegría y las respuestas, siempre y cuando trabajen juntos y no se rindan (como Daniel y Mistein). Pienso que la fantasía se puede utilizar para hacer un retrato crítico de la dictadura. El director logra su objetivo dando a conocer los delitos del gobierno de una manera sutil. Además, demuestra que aunque las dictaduras son muy poderosas, no son imposibles de derribar. Por eso, espero que esta película sirva como un recordatorio del pasado y un incentivo para hacer lo correcto. Nosotros, como Gustavo Mosquera y la gente de Argentina, debemos seguir luchando hasta que no haya más problemas con dictaduras violentas y derechos humanos.
Obras citados
Ratnikas, Algis. “Timeline Argentina.” Timelines of History. Web. 12 Mar. 2015.
<http://www.timelines.ws/countries/ARGENTINA.HTML>.
Templeton, David. “Vanished: Filmmaker Gustavo Mosquera.” MetroActive Movies.
Metro Publishing Inc., 12 Nov. 1998. Web. 12 Mar. 2015.
<http://www.metroactive.com/papers/sonoma/11.12.98/moebius-9845.html>.