Desde el erotismo hasta la vida interior La aplicación de las teorías de Georges Bataile al análisis de un poema de Cristina Peri Rossi

por Yashu Zhang

La pasión

Cristina Peri Rossi

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.

“La pasión”, un poema de la poetisa uruguaya Cristina Peri Rossi, describe el estado físico y emocional por el que pasa un sujeto al terminar un acto sexual, el cual se compara con la sobrevivencia a una catástrofe. Al mostrar los daños materiales y presentarlos como el resultado del acto sexual, se expresa el cambio emocional dramático que dicho acto puede provocar en el sujeto. Georges Bataille, pensador y escritor francés que investigó el tema del erotismo, vería el sexo presentado en este poema como una experiencia erótica típica. Se realiza este efecto por medio de, primero, identificar el sexo con un desastre que interfiere en la existencia ordenada del ser humano, y segundo, denotar que, en el clímax del acto sexual, se llega a la continuidad entre los dos amantes en un reino ilimitado. En ambos textos se sugiere una similitud entre el sexo y la muerte, otro proceso característico del erotismo. De esta manera, en el poema de Peri Rossi se expresan nociones contrarias pero coexistentes en el amor erótico: la catástrofe absurda y la deseabilidad suprema.

Para empezar, Bataille considera la actividad sexual, igual que la muerte, como un desorden y una violencia que difiere del ordenamiento de la vida productiva. Según Bataille, el ser humano se distingue de los animales por el trabajo, en el que opera la razón y se usan las herramientas para organizar, civilizar y desarrollar la vida. En oposición al trabajo, la violencia desborda el pensamiento racional y destruye los frutos de sus esfuerzos. Además, Bataille declara: “El terreno del erotismo es esencialmente el terreno de la violencia, de la violación”. La muerte ejemplifica esta violencia erótica. Se entierra a los muertos dado que un cadáver, un desorden biológico, es un signo de peligro amenazante que supera el control de los vivos y, sumergiéndolo, se evita resultar contagiado. La actividad sexual, un impulso en contraste con la razón, también perturba el ordernamiento. Por eso, les da vergüenza a los humanos y el instinto animal se somete a reglas y prohibiciones. Dice Bataille: “El hombre es un animal que ante la muerte y ante la unión sexual se queda desconcertado, sobrecogido”. Esta frase comunica la desorientación que la sexualidad causa.

De acuerdo con la teoría de Bataille, el poema también identifica el sexo con el desastre. Empieza con el símil que compara el amor con la ¨catástrofe aérea¨, un accidente que no sólo revuelve la vida, sino que también la amenaza. En el verso ¨Éramos los sobrevivientes¨, la acción de ¨sobrevivir¨ implica nuevamente la relación entre la actividad sexual y un accidente fatal. Bataille expresa la misma idea sobre el peligro del sexo y su semejanza con la muerte. Escribe: “Del mismo modo que la violencia de la muerte derriba entera y definitivamente el edificio de la vida, la violencia sexual derriba en un punto, durante un tiempo, la estructura de ese edificio”. Además, el símil de la catástrofe aérea también sugiere que uno pierde el control de sí mismo y del ambiente en el acto sexual como en un avión desorientado. Bataille está de acuerdo en que lo erótico priva al sujeto del dominio de sí mismo. Dice: “El primitivo podía sentir que el ordenamiento del trabajo le pertenecía, mientras que el desorden lo superaba”.

El poema, además usa las imágenes de ¨un derrumbe¨, ¨un volcán¨ y ¨las aguas arrebatadas¨ para representar el tumulto sexual. Las metáforas de los desastres naturales revelan la esencia del acto sexual—un instinto animal primitivo—debajo de, y en contra de, la estructura humana civilizada. Bataille, también, relaciona el sexo con la fuerza animal y natural: ¨El hombre se desprendió de su animalidad primera. Salió de esa muda como trabajador… y ahí comenzó a deslizarse desde una sexualidad sin vergüenza hacia la sexualidad vergonzosa¨. En otras palabras, aparte del trabajo, la vergüenza que los humanos sienten sobre la sexualidad los distingue de los animales.

El poema describe, como consecuencia de la catástrofe, el desorden material y abstracto. Se percibe el desorden material primero en el cuerpo: “Habíamos perdido la ropa, a mí me faltaba un diente”. El sexo expone el cuerpo, privándolo de la protección de la ropa, y le hace daño. También se percibe el desorden en los objetos del ambiente, que es la deixis local—la casa: ¨Por los muebles/ por la casa/ despojos rotos/ vasos fotos libros deshojados¨. La palabra ¨despojos¨ puede significar el botín de guerra, que implica la violencia del sexo, y el residuo, que se refiere a la vida en estado de descomposición como resultado de la violencia. Además, la aliteración en la frase ¨despojos rotos/ vasos fotos libros deshojados¨ crea un efecto sonoro de caos colectivo.

Aparte del desorden en el nivel material, el acto sexual también se manifiesta en un nivel abstracto, que se muestra en la confusión sobre la noción del tiempo. A pesar de una deixis local definitiva, no se identifica una deixis temporal en el poema. Esta falta de la deixis temporal ayuda a describir las características del sexo.Le dice el yo lírico a su amante, el tú lírico: ¨A ti [te faltaba] la noción del tiempo¨. Luego, en la interrogación retórica, “¿Era un año largo como un siglo/ o un siglo corto como un día?” la paradoja de la duración contribuye al sentido de la desorientación. Además, el tiempo puede servir de metonimia de las construcciones humanas y las instituciones sociales. Como la razón y la disciplina, el tiempo estructura la vida humana, efectúa el trabajo y es fundamental para la comprensión del mundo. Por lo tanto, la pérdida de la noción del tiempo representa una deconstrucción y manifiesta la naturaleza desordenada del erotismo.

Otra característica del erotismo, según Bataille, es la transición de la discontinuidad, el aislamiento del ser distinto, a la continuidad, la conexión entre los seres o con el universo. Afirma Bataille: “Toda la operación erótica tiene como principio una destrucción de la estructura de ser cerrado que es, en su estado normal, cada uno de los participantes del juego¨. Somos cuerpos separados con identidades distintas. En la reproducción sexual, dos seres que son discontinuos al principio se unen a través de los órganos sexuales y se causa la confusión entre los dos. Como lo explica Bataille: “Se establece entre ellos una continuidad que formará un nuevo ser. El nuevo ser es él mismo discontinuo, pero porta en sí el pasaje a la continuidad: la fusión, mortal para ambos, de dos seres distintos”. La fusión, según Bataille, es central al concepto del erotismo.

Los dos amantes en este poema llegan al punto de continuidad al nivel tanto físico como espiritual. A nivel físico, como narra el yo lírico: ¨Habíamos perdido la ropa,¨ se alcanza la continuidad mediante la desnudez. La acción de quitarse la ropa, para Bataille, es un componente importante del pasaje a la continuidad. Lo explica: “La desnudez se opone al estrado cerrado, es decir, al estado de la existencia discontinua”. En la desnudez, nos exponemos a otros seres y nos conectamos con ellos.

Además de la fusión entre ellos mismos, los dos amantes obtienen una conexión con otro mundo ilimitado, la continuidad a un nivel más abstracto y espiritual que la otra. La logran cuando les falta la noción del tiempo, dado que el tiempo es un límite, una estructura impuesta por la sociedad humana. También, los conceptos temporales, un día, un año y un siglo, dividen el paso del tiempo fluido en unidades distintas. Por eso, se puede percibir la pérdida de la noción del tiempo como la llegada a un reino ilimitado. Bataille compararía esta forma de continuidad con la de la muerte. Cuando se muere, el cuerpo se descompone, trascendiendo el límite físico, e ingresa a un mundo desconocido e infinito, renunciando a la individualidad separada. De hecho, aparte de esta semejanza, Bataille reconoce la relación entre el sexo y la muerte, en la que “la consecuencia inevitable de la sobreabundancia es la muerte”. Cada agitación sexual consume la energía viva. Como conclusión de esta relación y la continuidad abstracta, Bataille dice: “El erotismo abre a la muerte. La muerte lleva a negar la duración individual”.

Bataille consideraría la imagen de los últimas tres versos como típica del final de una experiencia erótica—“y nos despedimos con la vaga sensación/ de haber sobrevivido/ aunque no sabíamos para qué”. Primero, la acción de despedirse entre los amantes representa la regresión de la continuidad a la discontinuidad al final del sexo. A diferencia de la muerte, los seres que participan en el sexo están separados otra vez al final de la fusión, con la discontinuidad intacta. Por eso, dice Bataille: ¨Es, al mismo tiempo, la crisis más intensa y la más insignificante¨. Se alcanza sólo una continuidad temporal por medio del sexo y la única manera de trascender realmente el estado separado de los seres es la muerte. Segundo, “la vaga sensación/ de haber sobrevivido/ aunque no sabíamos para qué” retrata la desorientación y la depresión leve como resultado de la experiencia erótica. El proceso intenso y apasionante de lograr la continuidad les hace confundidos a los amantes. La fatiga y la regresión dramática al estado de la discontinuidad les hacen un poco deprimidos. Más específicamente, Bataille dice: “Depresión la tristeza consecutiva al espasmo final puede proporcionarnos una sensación anticipada de la muerte”. De todos modos, la experiencia sexual contada en este poema perfectamente demuestra las características del erotismo.

A través de estas descripciones, Peri Rossi expresa dos características contrarias pero coexistentes en el amor erótico: la catástrofe absurda y la deseabilidad suprema. El uso de la hipérbole en que se identifica el sexo con los desastres a lo largo de todo el poema claramente retrata la fuerza destructiva del erotismo. Al mismo tiempo, el poema y el título “la pasión” implican que hay algo deseable en esta experiencia intensa. Bataille llama los sentimientos contradictorios—la negación y el deseo del sexo— la paradoja del erotismo y la explica: “La prohibición determina el placer, al tiempo que lo condena”. Además, “la esencia del erotismo se da en la asociación inextricable del placer sexual con lo prohibido” porque derribar las barreras es en sí mismo algo atractivo.

Peri Rossi valora la oportunidad de superar la barrera de la discontinuidad en el mundo real y alcanzar la continuidad en un estado misterioso y milagroso mediante el sexo. Bataille también expresa el reconocimiento del erotismo en su teoría. Escribe: “Si hace falta, puedo decir que, en el erotismo, YO me pierdo.” Habla del sometimiento voluntario de la gente a este desequilibrio. La razón es que, por medio del amante, uno se puede convertir en un ser pleno e ilimitado que ya no está limitado por la discontinuidad personal. Dice: “El ser amado es para el amante la transparencia del mundo…En el fondo, nada es ilusorio en la verdad del amor; el ser amado equivale para el amante a la verdad del ser…A través de él, una vez desaparecida la complejidad del mundo, el amante vislumbre el fondo del ser, la simplicidad del ser”. Bataille estima el valor del amor y el alcance de la continuidad que el amor posibilita. Se puede notar la misma pasión por el amor, aunque implícito, en el poema.

Otra barrera que los sujetos de la enunciación, incluso el yo lírico y el tú lírico, derriban en este poema es la vergüenza respecto a los instintos animales y primitivos. Como he mencionado, los humanos han cultivado una vergüenza de la sexualidad y se han acostumbrado a suprimirla. Sin embargo, en realidad, es parte de la naturaleza humana. Se puede notar esto en la oposición entre la pureza y la mancha en la belleza femenina. Por un lado, “más irreales son las formas, menos claramente están sujetas a la verdad animal, a la verdad fisiológica del cuerpo humano”, mejor corresponden con los cuerpos ideales. Por otro lado, “la belleza de la mujer deseable anuncia sus vergüenzas; justamente, sus partes pilosas, sus partes animales”. La unión de los dos extremos opuestos en la belleza humana—la humanidad pura de la apariencia y la animalidad repelente de los órganos en la belleza humana—introduce la ambigüedad que el ser humano tiene sobre la animalidad. A través del sexo, sin embargo, se puede dejar la dignidad establecida y abrazar su naturaleza animal. Como declara Bataille: “la carne es la expresión de un retorno de esa libertad amenazante,” se puede leer el poema como una loa de este retorno a la libertad.

Para terminar, otro elemento que ambos, Peri Rossi y Bataille valoran es la expresión de la experiencia interior. Como una prohibición, el erotismo no se puede justificar mediante la ciencia, pero se puede hacerlo mediante una experiencia interior. Bataille dice: “En esa apariencia hay algo absurdo, una horrible mezcla; pero, a través del absurdo de la mezcla, del sufrimiento, se halla una verdad milagrosa”. Esta verdad milagrosa en el erotismo, en la experiencia sexual que este poema retrata, se refiere al sentimiento fundamental del que depende la humanidad. Además, como afirma Bataille, tal vez podamos discernir desde fuera, pero “si de entrada no los experimentásemos dentro, su significación se nos escaparía”. Mejor dicho, la experiencia interior revela la verdad y da validez a nuestra observación y existencia. Por último, como afirma Bataille en su teoría: “Mi intención es tomar en consideración, en el erotismo, un aspecto de la vida interior,” también se ve esta intención en el poema de Peri Rossi, o probablemente en cualquier obra artística y literaria sugerente.

 

Bibliografía

Bataille, Georges, El erotismo. 1957.

Strozzi, Gina, Experiência erótica e religiosa em Georges Bataille. 1980.

Rodríguez, Belén, El erotismo como fascinación ante la muerte según Georges Bataille, 2010

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