La Otredad y la muerte en Salón de belleza y Biutiful

por Jordan Seman

En este ensayo, voy a explorar el concepto de la otredad y su relación con la muerte que se presenta en las obras Salón de belleza y Biutiful. Demostraré que ambas, la película y la novela, revelan la idea que la marginalización es el resultado del miedo a la muerte. Además, las obras tienen aspectos importantes de lo abyecto. Voy a conectar la muerte con las teorías de Julia Kristeva, quien describe la paradoja entre nuestra atracción y repulsión simultánea a lo abyecto. Además, voy a asociar la concepción de la muerte como una causa de la marginalización con los estudios de Thomas Pyszczynski, un científico que explora las implicaciones del “terror management” (Singleton). Finalmente, voy a interpretar las ideas de David Sobel y Georges Bataille, que tienen perspectivas sobre la construcción filosófica de la fatalidad. Sobre la base de la evidencia presentada en estas fuentes, voy a defender la conclusión de que el acto de morir es una deconstrucción de la otredad.

Mi tesis central es que la sociedad trata de protegerse de la realidad de la muerte a través de la marginalización. Por eso, la muerte crea la otredad, y como voy a mostrar, el acto de morir la destruye. Esto se debe a que la sociedad se niega a presenciar de cerca el proceso de morir; queremos distanciarnos de la realidad inminente de que todos nosotros vamos a morir. Sin embargo, a la misma vez, el misterio de la fatalidad nos fascina. Queremos verla desde lejos; nos atrae y nos repugna a la vez. Por eso, tenemos miedo cuando la muerte está muy cerca de nuestro propio estado de ser. Entonces, como los pacientes de SIDA o los pobres, empujamos los recordatorios de la muerte a los márgenes, como en Salón de belleza y Biutiful. Podemos verlos si queremos, pero están en nuestra periferia. Sin embargo, con el acto universal de morir, nadie se encuentra más en los márgenes y la otredad no existe porque, al morir, los marginalizados pierden su condición de marginalizados.

La película Biutiful ilustra la otredad en los márgenes de la sociedad en la Barcelona contemporánea. No es una visión romántica del turismo y las tarjetas postales; en cambio, vemos apartamentos deteriorados, calles sórdidas y las luchas del protagonista, Uxbal, por sobrevivir y mantener a su familia. Uxbal es un sujeto marginalizado debido a su trabajo, la falta de estabilidad en su familia, y finalmente su enfermedad. En su condición miserable, él puede beneficiarse de ser un sujeto en el centro, pero estos factores impiden su movimiento desde los márgenes hacia espacios más céntricos. La sociedad necesita que él se quede en la periferia porque si él se mueve al centro, sería un desagradable recordatorio de su propia muerte inminente. Además, los inmigrantes que trabajan en la fábrica están marginalizados. Sufren terribles condiciones de vida y no pueden ascender en la sociedad debido a su pobreza y su falta de poder y ciudadanía. Cuando los inmigrantes se mueren, la cobertura de los medios masivos revela que la población en general tiene interés en la tragedia desde lejos; es un buen ejemplo de la abyección descrita por Julia Kristeva. Tanto Uxbal como los inmigrantes muestran la inevitablilidad de nuestro destino. La marginalización de estos personajes es la causa de su mala suerte y también el resultado de su proximidad a la muerte; es un círculo vicioso que muestra nuestra fascinación y miedo de la fatalidad.

Mientras Uxbal y los inmigrantes son recordatorios constantes de la muerte cuando están viviendo, cuando ellos se mueren, hay una transición de la otredad al poder. Al final, vemos a Uxbal con su padre en la vida de ultratumba, donde está en una posición de igualdad con su padre y presumiblemente con los otros muertos. La muerte de los inmigrantes los presenta como seres humanos, semejantes a la mayoría, mientras que cuando ellos estaban viviendo, eran simplemente “los otros” a los ojos de la sociedad. La ruptura de la otredad y la división entre “nosotros” y “ellos” ocurre porque, cuando una persona se muere, la sociedad se ve obligada a enfrentarse a que la muerte es una experiencia universal. Se da cuenta, mediante la tragedia, de que, en realidad, la muerte es parte de la vida. Por eso, el acto de morir, a diferencia del proceso de morir, es el momento en que hay una deconstrucción de la otredad.

En Salón de belleza vemos la marginalización del narrador y los pacientes de SIDA debido a sus enfermedades. Ellos están confinados al Moridero porque la sociedad los ha rechazado; tiene miedo de la proximidad de la muerte en la forma de enfermos. Por eso, su marginalización es el mecanismo a través del que la gente condena la enfermedad y la muerte y se protege contra ellas. Esta idea crea el desprecio por los pacientes y su libertad sexual porque para la sociedad, este comportamiento pone a la muerte demasiado cerca. Entonces, vemos el ciclo de marginalización otra vez; los pacientes se beneficiarían de estar en el centro, pero están limitados a los márgenes debido al miedo que provoca su condición en los demás. Sin embargo, semejante a la cobertura de los medios masivos en Biutiful, podemos ver la abyección en Salón de belleza. Es posible interpretar el salón como un acuario; el narrador y los pacientes están en una caja de vidrio a través de la cual la sociedad, a duras penas, puede ver la muerte. Tiene interés en ver la enfermedad desde lejos cuando está protegida de ella, otro ejemplo de la teoría de Kristeva.

Finalmente, cuando el narrador se muere, hay una deconstrucción de los límites que lo han acosado en vida. Dice que “si no hay otro remedio, lo mejor es una muerte rápida en las condiciones más adecuadas que es posible brindársele al enfermo” (Bellatín 50). Esta cita revela que la muerte es el único acto mediante el cual un paciente puede desentrañar los confines de la otredad. Es el mejor remedio porque la muerte ofrece una transición de su identidad de enfermo a la igualdad. Es decir, cuando el narrador se muere, ya no hay separación entre él y la sociedad porque la muerte es, otra vez, una experiencia universal. El acto de morir elimina las partes “sucias” del proceso de morir, entonces la sociedad puede aceptar a los pacientes cuando están muertos mientras que no puede aceptarlos cuando están vivos. Solamente son respetados en su condición del ser humano, no un ser enfermo, cuando ya no están.

El artículo “Death and Dying” de David Sobel describe que tememos el proceso de la muerte, pero no el momento de morir en sí, porque es una forma de dolor en la vida que no podemos controlar. Ilustra que los seres humanos tienen un incentivo para protegerse de la realidad de la muerte. Escribe:

Man may build worlds of illusion, which contain nothing painful. He may blind himself. He may pretend. These efforts become a wall surrounding him in which he may live and function and continue to love. His deepest anxiety is that his efforts may fail, that a crack may exist in the wall that he has most carefully constructed. (Sobel 98).

Esta cita revela la justificación para la marginalización de los recordatorios de la muerte, como los personajes en Salón de belleza y Biutiful. La gente que no tiene una enfermedad fatal, o que no vive en la pobreza extrema, trata de crear un mundo ilusorio donde la muerte no existe porque quiere mantener una vida sin pena. Necesita protección contra la realidad. Por eso, personas como Uxbal y los pacientes son otros en el mundo porque la sociedad está constantemente amenazada por la muerte que ellos representan. Como señala Kristeva, “Society is constantly menaced by the possible collapse into the object or abject” (Spurr 80). A la misma vez, la gente, sin embargo, se identifica con la idea de la muerte, entonces tenemos esta interesante paradoja entre la ceguera adoptada y la atracción. De ahí, el acto final de morir es la deconstrucción porque, a pesar de que el proceso de morir nos separa, el momento de morir nos hace comulgar en su universalidad.

La proximidad de la muerte crea la otredad también porque cuando las personas se enfrentan a la realidad de la muerte, es más probable que ellos se aferren a su propio grupo o identidad cultural. Thomas Pyszczynski, un científico social en la Universidad de Colorado, se refiere a esta idea como “terror management” (Singleton 4). A través de sus estudios científicos, él ha concluido que el miedo de la muerte provee un incentivo de formar grupos basados en sus identidades culturales compartidas. La idea, describe Singleton, es que cuando los sujetos son conscientes de la muerte, quieren identificarse con otros que compartan sus propias creencias o identidad cultural. Pyszczynski sostiene que este comportamiento “helps us get around our fear of death,” pero también puede ser interpretando como intolerancia a otros grupos culturales (Singleton 4). Es decir, el deseo de compartir su identidad con un grupo para defenderse contra la muerte establece límites o crea una división entre “nosotros” y “ellos” o, los otros. Esta idea de prejuicio contra los otros es prevalente en Salón de belleza y Biutiful porque hay divisiones basadas en las identidades que empujan a los otros, como Uxbal o los pacientes, a los márgenes. Podemos concluir que la sociedad necesita crear la otredad para manejar el miedo a la muerte en vida.

El concepto de la muerte es bastante complejo, pero en el centro está la idea que el acto de morir deconstruye las divisiones en nuestra sociedad y nos transforma en seres humanos. En las palabras de Georges Bataille, “Death, the rupture of the discontinuous individualities to which we cleave in terror, stands there before us more real than life itself” (Bataille 19). Él describe que la reproducción implica la existencia de seres discontinuos, porque los seres que reproducen a sí mismos son distintos el uno del otro. En vida, hay una brecha entre tú y yo porque somos seres singulares a los que no se puede replicar. Bataille sostiene la idea de que la vida es efímera, entonces creamos las individualidades, tanto biológicamente y psicológicamente, contra la muerte inminente. Sin embargo, Bataille sugiere que esta brecha de identidades solamente existe en la vida, y que la muerte es la ruptura de dicha individualidad. Dice que, como las células que se separan y crean un organismo nuevo, la muerte causa que los seres humanos cambien de identidades discontinuas a continuas (Bataille 14). Es decir, como se describe en este ensayo, la muerte es la destrucción de los límites que nos separan en entes distintos. Por eso, es la transición de la otredad a igualdad y poder.

Como seres humanos, somos los únicos animales que tenemos la habilidad de contemplar nuestra mortalidad. Por eso, como arguye David Sobel, necesitamos crear mecanismos para protegernos contra el terror de morir. Estas son relaciones entre personas que comparten la misma identidad cultural, y la marginalización de los cuales muestra la proximidad de la muerte, como enfermos o pobres. Estos mecanismos están claramente representados en las obras Salón de belleza y Biutiful. La pregunta más pertinente, sin embargo, es: ¿si podemos eliminar el miedo de la muerte en nuestro subconsciente, podemos destruir la percepción del otro? En mi opinión, dependemos de las relaciones con otras personas para transcender la muerte, ya sea una relación romántica o familiar. Como Uxbal nos muestra, la única manera de distraerse de su destino, además de morir, es a través de las relaciones. Entonces, pienso que la otredad existe porque no tenemos otra forma de combatir nuestro miedo. Por eso, necesitamos relacionarnos con nuestras familias y grupos culturales para zanjar las diferencias y la discontinuidad. Al final, no hay solución para la otredad porque todos se resisten a experimentar una confrontación directa con la muerte.

 

Bibliografía

Bellatin, Mario. Salón de belleza. México: Tusquets Editores, 1999. Impreso.

Dir. Alejandro Gonzaléz Iñarritu. LD Entertainment Roadside Attractions, 2010.

Spurr, David. The Rhetoric of Empire. Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing, and Imperial Administration. Durham and London: Duke University Press, 1993.

Sobel, David E. Death and Dying. The American Journal of Nursing 74(1): 1974. pp. 98-99. Web. 4 Dec. 2013. <http://www.jstor.org/stable/3469600>.

Bataille, Georges. Death and Sensuality: A Study of Eroticism and the Taboo. New York: Walker and Company, 1962. Impreso.

Singleton, Janet. The Cost of Fear Prospect of Death Affects our Attitudes. Denver Post: 12 Jan. 1998. Web. 4 Dec. 2013. Proquest.

 

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