Ser estudiante en la Escuela de Español

Emmanuel Brantley (Nivel 3)

Es difícil creer que ya llegamos al final del programa. Hoy empezaba a reflexionar y me preguntaba lo que les diría a mis profesores y compañeros de Atlanta si me preguntaran de la Escuela de Español. Lo que diría sería algo parecido a esto…  Antes de llegar, yo pensé, ¿por qué me han puesto en Nivel 3? ¿Qué están haciendo? Yo tenía muchas dudas sobre lo que sería mi experiencia, sólo había estudiado español por cuatro años. Cuando yo llegué al campus el 21 de junio, los conocí a Erin y a Roberto. Me hicieron pensar que el programa sería fácil y sin estrés. Me hicieron sentir bienvenido. Sin embargo, en poco tiempo todo se cambió y estaba muy confundido. En la clase de gramática, tenemos “muchas tareas” las cuales incluyen lecturas, diarios, presentaciones orales, y más. Para la segunda clase que tengo, se me presentó un conflicto porque tuve que decidir si iba a cambiar la clase que había escogido. Al llegar al campus, aprendimos que podíamos escoger entre la fonética y el español en los EE.UU. Al principio escogí la clase de fonética, pero algo me hizo cambiar. Fue la manera en que Kim, la profesora de la clase de español en los EE.UU, habla. Ella es muy viva y conoce bien el texto que escribió. Ella habla muy rápido y no se tiene más remedio que entender, entender, y entender. Después pensarlo bien, decidí cambiar y seguir la clase de español en los EE.UU. Cómo se puede imaginar, las primeras semanas aquí fueron muy difíciles y la mayoría del tiempo, no entendía nada. Marda (la profesora de gramática) nos ha dado a todos nosotros de Nivel 3 muchas oportunidades para practicar en el mundo real y vivir dentro de las fronteras del idioma. Ella sigue dándonos razones para mejorar nuestras habilidades y nos prepara para nuestras otras clases como la fonética y el español en los EE.UU. Por la clase de gramática, soy mejor escritor y seré mejor hablante. En cuanto a la clase de español en los EEUU, la profesora Kim me dijo la primera cosa que yo entendí. Un día después de la clase me dijo, “Manny, si deseas quedarte en mi clase, te voy a apoyar y ayudar…”  Yo no escuché nada más y nada más fue necesario. Ese comentario me dio la fuerza para apoyarme a mí mismo. Me alegro haber venido y aunque estoy listo para regresar a Atlanta, a la vez sé que me hará falta el sabor riquísimo que me ha dado este programa. Por el momento, sigo adelante en cada clase y trabajando fuertemente para mejorar la comprensión auditiva.

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