La transformación de la Misión

la foto-1 Isabel Moore (nivel 2)la foto

Este mural es uno de los más nuevos de la Misión. Aunque otros murales representan esfuerzos políticos del pasado o retos generales, este mural retrata una tensión específica y pertinente al momento presente en la historia del barrio. El mural está separado en dos partes: a la izquierda está la Misión “tradicional,” la de la población chicana en San Francisco, un grupo que ha estado en este barrio por muchos años. En la imagen de arriba están imágenes de la nueva cultura de la Misión, con gente más rica, típicamente homogénea racialmente, que se ha mudado a este barrio para aprovecharse del alquiler bajo. En esta parte, hay una mujer rubia que está hablando alegremente con un policía. Los dos están bebiendo café de Starbucks. En la bolsa de la mujer, se puede ver los logotipos de las compañías Whole Foods y Trader Joe’s, pero los artistas los cambiaron y ahora son “Rich Foods” y “Traitor Joe’s.” En la segunda imagen, se puede ver el arresto de dos hombres, presumiblemente chicanos, por la policía. El contraste entre el comportamiento de la policía en cada lado revela la actitud de los oficiales hacia el cambio del barrio: prefieren la nueva población porque es más beneficio económicamente para San Francisco. Además, es una crítica por los artistas sobre el racismo de la policía. En el centro, entre las dos partes, hay una figura ambigua que está llevando un prendedor con el símbolo del movimiento Occupy Wall Street: 99%. Está agarrando una señal con las palabras “¡Aquí estamos y no nos vamos!”

El mural demuestra un proceso de aburguesamiento que ha ocurrido en muchas ciudades en los Estados Unidos, particularmente en Manhattan y Brooklyn en Nueva York. Sin embargo, la situación en San Francisco es única a causa del desarrollo cercano de Silicon Valley y las nuevas desigualdades socioeconómicas creadas por la industria de la tecnología. Elegí este mural porque estoy interesada en la cuestión de la transformación de mi cuidad. A pesar de mi actitud crítica hacia el aburguesamiento de la

Misión y el desalojo de muchos residentes de la localidad, me pregunto si estoy contribuyendo a este proceso. ¿Cómo puedo reconciliar mis opiniones políticas con mi realidad, en la que compro mi comida a Whole Foods y encajo más con la nueva población que la población chicana? Cuando esté comiendo en un nuevo restaurante de moda, y mis padres digan “¡finalmente, la limpieza de la Misión!”, ¿que debo decir?

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